¿Cuál es tu color? ¿Y tu aportación a la vida que te hace especial?
Me gustan las personas que le dan color a sus vidas, me inspiran y me recuerdan que mi color es también importante, pero sobre todo que es imprescindible que lo ponga en mi vida.
Cuando entendemos esto y lo practicamos, sobre todo, la vida se llena de colores, de emociones, de actos, de personas que aportan.
Lo demás es negar lo que somos los humanos: diversidad de pieles, de culturas, de ideas, de formas de dar amor, igual que las plantas y los animales nos lo demuestran en sus distintas formas de vivir (aparearse, buscar comida, relacionarse) . A los humanos les gusta pensar en los animales como si fueran personas: -«mira mi perro, le falta hablar»-. Pero el perro es que ya habla, pero en el lenguaje de los perros, claro.
Aprender a reconocer nuestra forma de mirar a los que nos rodean
Eso nos pasa con las demás personas o culturas: queremos que se parezcan a nosotros, a nuestra cultura, a nuestra forma de pensar, porque es más fácil entender la vida cuando los demás se parece a nosotros.
Entender a los demás (que no significa estar de acuerdo con ellos en todo) nos enriquece y nos ayuda a convivir con los que son diferentes sin conflictos
Mientras ninguna forma se imponga (o lo pretenda) a las demás este mundo seguirá siendo a color.
El día que la multiculturalidad tenga riesgo de desaparecer, debemos recordar que nosotros, cada un@ tiene un propio color (o varios) que aportar. Y que es importante saberlo igual que es necesario reconocer el de los demás.
Ahí se aprende a convivir en este mundo con tantas formas de ver la vida de forma diferente que se vuelve imprescindible analizar el respeto con que nos relacionamos para saber que nosotros aportamos, no sólo nuestro color sino también nuestro respeto al color de los demás.
Respeto es una forma de vivir, y sobre todo de convivir
Preguntándonos si somos respetuosos podemos ser parte de un mundo más equilibrado. Y también nos dice de nosotros que somos de la mitad de humanos que no pretende imponer, sino vivir en armonía.
Y todo lo anterior empieza y acaba de una sola forma:
Aceptando lo que aporto al mundo, igual que acepto que, desde el equilibrio, todos pueden aportar su parte